Por Francisco Curiel
El pasado domingo 18 de noviembre, después de la provocación instrumentada por la Iglesia Católica en contra de los seguidores de la Convención Nacional Democrática, Andrés Manuel López Obrador pronunciaba un discurso cuyo eje principal era la defensa del petróleo. Entre otras cosas, López Obrador propuso una serie de recortes al gasto público del gobierno federal con el fin de ahorrar recursos para invertirlos en Pemex y convertir a México en “una potencia energética”. López Obrador señalo que los gastos médicos de los funcionarios del Gobierno Federal deberían reducirse drásticamente, y que los deberían enviar a atenderse, si se enfermaban, al IMSS o al ISSSTE “para que vean lo que se siente”. Cuando termino la frase, los que estaban en el presídium festejaron la frase efusivamente, entre quienes se encontraban Jesús Ortega y el senador Carlos Navarrete, ambos de la corriente interna del PRD autodenominada “Nueva Izquierda”.
El día de hoy miércoles 21 de noviembre, en la primera plana del periódico El Universal, se da cuenta de los gastos médicos desmedidos y exagerados en que incurrieron algunos diputados de la actual legislatura. Se hace referencia precisamente a los que señalaba López Obrador el domingo pasado: que los gastos son no solo injustificados, sino inmorales. Los diputados federales que dilapidan el gasto público no son sorpresa tratándose de priístas y panistas, acostumbrados a saquear las arcas públicas. Lo que llama la atención es la aparición de un diputado del Partido de la Revolución Democrática: Evodio Jesús Velázquez Aguirre.
Evodio es actualmente diputado federal. Con 29 años de edad, logró ser diputado gracias a que la normatividad interna del PRD señala que por cada cinco candidatos en las listas plurinominales, uno debe ser joven, es decir, menor a 30 años. Por Evodio no voto un solo mexicano, llegó gracias al beneplácito de Jesús Ortega quien lo colocó en inmejorable lugar en las listas de mayoría, y quien tiene en Evodio a uno de sus principales “delfines”, es decir, a uno de sus mejores aprendices jóvenes. Dicen las malas lenguas, que en Guerrero, de donde es originario, la familia de Evodio pagó a Los Chuchos una fuerte cantidad de dinero, se habla incluso de millones, para que su vástago fuera diputado, que hasta tuvieron que vender terrenos para completar. Sin creer en semejantes calumnias (impensables tratándose de Los Chuchos), lo cierto es que Evodio hoy en día pasea por Acapulco vistiendo las mejores ropas en autos de lujo.
Entre enero y septiembre del presente año, a Evodio le fue insuficiente su salario de 140 mil pesos mensuales para pagarse un médico: erogó 215 mil pesos extras por concepto de gastos médicos, cuyo techo máximo debió ser, de acuerdo a la normatividad interna de la Cámara de Diputados, de 79 mil pesos por diputado.
Evodio representa hoy en día a las nuevas juventudes de “izquierda” que están dentro del PRD. No hay ideales, no hay compromiso, no hay convicciones. El viejo modelo del joven universitario de mezclilla con su infaltable Jornada bajo el brazo, que enriquecía la vida interna de los partidos de izquierda con su lucidez, su empuje y su vitalidad, ha sido sustituido por los “diputados Evodio”: las mejores ropas y los mejores autos, acompañados de la mediocridad y la desfachatez.
En la próxima reunión plenaria de la Convención Nacional Democrática habría que sugerirle a los compañeros Jesús Ortega y Carlos Navarrete que si van a festejar los dichos de Andrés Manuel López Obrador, no aplaudan ni sonrían, o que lo hagan, siempre y cuando comiencen a poner el ejemplo. El diputado federal Evodio, quien durante el X Congreso Nacional del PRD, apenas en agosto pasado, se desvivía por serle útil al senador Navarrete como su “corre, ve y dile”, representa muy bien la incongruencia de Los Chuchos: viva la austeridad que proclama el Peje, pero mientras me gasto más de 200 mil pesos en gastos médicos. A Evodio, para corregirlo, no hay que quitarle su diputación: bastaría ingresarlo a Urgencias del Hospital López Mateos del ISSSTE, ubicado en Churubusco con Av. Universidad, para que sienta lo que es morir desangrado por no haber gasas nuevas en la farmacia, para que sienta lo que es soportar un dolor durante seis meses de espera para la cita con el especialista, para que descubra como los médicos despachan a los pacientes en un santiamén sin hacer la más mínima revisión física. No debe haber más Evodios en el PRD, es lo que debe precisamente desterrarse. Evodio, junto con sus jefes políticos, es una vergüenza para la izquierda mexicana. Evodio es lo que todo joven de izquierda no debe ser más.